La diversidad familiar es una realidad en España. Una realidad que debe ser protegida y promocionada como fuente de salud democrática, como garantía de derechos ciudadanos y como pilar de de sociedades mejores y más humanas.
La Gestación Subrogada o Gestación por Sustitución es uno más de los caminos que posibilitan la diversidad familiar y que debe ser regulado en España. Comencemos por el principio: el término “vientre de alquiler” es ofensivo para los padres y madres de ese niño o niña, para la gestante y para el propio menor. La propia Ley Española de Técnicas de Reproducción Humana Asistida denomina a esta técnica “Gestación por Sustitución” para declarar nulo el contrato en España. La Organización Mundial de la Salud reconoce a la Gestación por Sustitución como una técnica más de reproducción humana asistida y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a Francia (caso Mennesson) por negarse a inscribir a la menor nacida por Gestación Subrogada en el extranjero en el registro civil francés, y en la opinión emitida recientemente insiste en que el niño tiene derecho al respeto de su vida privada, tal como recoge el artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
La Conferencia de La Haya lleva trabajando un tiempo en una regulación internacional de la gestación subrogada, los Principios de Yogyakarta ya piden no discriminar en el acceso a la Gestación Subrogada por razón de orientación sexual o identidad de género, países como Finlandia, Portugal, Irlanda van camino de la regulación y otros como Reino Unido, Canadá o algunos estados de Estados Unidos hace ya bastantes años que tienen regulada esta técnica. Con estos datos, con estos hechos, ¿cómo no es posible en España debatir con serenidad? ¿Por qué resulta tan difícil exigir respeto a todos los modelos de familia?
Las familias LGTBI son diversas y plurales, y aunque son una minoría las personas LGTBI que acuden a esta técnica, diferentes sectores sociales parecen tener una preocupante obsesión en poner a dos hombres homosexuales como prototipo de personas que acuden a la Gestación Subrogada, con la clara intención de poner a los hombres homosexuales en el centro del odio. Y eso se llama homofobia. Desde Vox o Hazte Oír hasta sectores del feminismo radical pasando por el actual partido del Gobierno en España, todos están contribuyendo al fomento del acoso escolar a estos menores, al señalamiento a un modelo de familia que no cabe en su cosmogonía.
Apunten esta idea revolucionaria: las personas LGTBI tienen derecho a ser padres y madres. En España, afortunadamente, las Técnicas de Reproducción Humana Asistida están dentro de las prestaciones que ofrece el Sistema Nacional de Salud, por lo tanto la reproducción se considera parte del derecho a la salud. Si una pareja heteronormativa acude a la fecundación in vitro en la sanidad pública parece que eso sí es un derecho, pero si una pareja de hombres homosexuales o de mujeres (método ROPA) quieren ser padres o madres por este método entonces se esgrime que la paternidad o la maternidad no es un derecho, sino un deseo. Y esto, además de homofobia, rompe con el principio de igualdad por el que se deben regir todas las sociedades.
Mismos deberes, mismos derechos. Es una regla simple y obligatoria para todo estado de Derecho. Cuando los gobiernos señalan a un modelo de familia, las consecuencias para los menores son terribles; cuando un estado hace distinciones entre los ciudadanos en cuanto a derechos se refiere, se aleja de la democracia y de los Derechos Humanos. Por eso debemos insistir en la necesidad de seguir explicando que las personas LGTBI hemos venido para ser felices, o para intentarlo, como cualquier ser humano; y para muchas personas LGTBI ese camino hacia la felicidad pasa por la maternidad o la paternidad.
El estado debe proteger a todos los modelos de familia y debe garantizar el respeto a los derechos de todos los ciudadanos. Los derechos reproductivos no son una cosa de ahora, surgieron allá por el 1968 en la Conferencia de Teherán de la OMS y en 1974 fueron definidos como un derecho fundamental tanto de las parejas como de los individuos (sic). Las sociedades deben construirse en base al respeto a la diversidad y a la promoción de la igualdad, por eso defender que las personas LGBTI tienen los mismos derechos que el resto de compatriotas es una obligación moral para cualquier demócrata.
La regulación de la Gestación por Sustitución llegará más pronto que tarde a España, y con ella el reconocimiento social a miles de familias formadas por esta técnica que ya existen en España. Pero mientras tanto tenemos que seguir reivindicando derechos para todos y todas, debemos seguir exigiendo respeto a la diversidad familiar. Y debemos defender aún con más fuerza que los derechos LGTBI son Derechos Humanos, y que el derecho a la salud sexual y reproductiva y el derecho a fundar una familia también pueden ser ejercidos por las personas LGTBI. En definitiva, la Gestación por Sustitución es uno más de los caminos que nos lleva a hacer efectivos la igualdad de derechos entre todos y todas. Y la igualdad en el acceso a derechos es el pilar sobre el que se fundamenta.
Mariano Beltrán
Psicólogo. Activista por los Derechos Humanos.
Portavoz de Derechos 2019 de la Campaña “Yo exijo” del Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica.