Buenos Aires. 2024.
Andrea ha muerto.
No es la primera. Ha sido la tercera.
La ha matado el odio. Un odio derivado del hecho de ser mujer y ser lesbiana. La ha matado la lesbofobia.
Andrea Amarante vivía con otras mujeres en una pensión comunal. Era una de las supervivientes de la tragedia de Cromañón, el incendio producido la noche del 30 de diciembre de 2004 en la discoteca República Cromañón.
De morir en aquel incendio, se libró. De este, no ha podido.
En la madrugada del lunes 6 de mayo, Justo Fernando Barrientos, un hombre de 62 años, residente en la misma pensión, llevaba tiempo acosando a varias mujeres hasta que, hace unos días, mientras dormían, arrojó un explosivo, una bomba molotov, a la habitación de al lado suyo, donde vivían dos parejas de lesbianas.
Los testigos cuentan cómo, al intentar escapar, golpeó a las mujeres y las empujo de vuelta al incendio.
Por odio. Por lesbofobia.
El odio no crece solo, no brota de forma espontáneo entre las piedras como una flor inocente. El odio se siembra y se cultiva. El odio se alimenta y se estimula.
Y el odio a la comunidad lgtbi+ es alimentado y estimulado por grupos que niegan la diversidad, que rechazan la libertad. Es un odio real. Un odio que mata.
En este mundo nuestro hay lugares donde ser lesbiana es un riesgo, mucho más si eres lesbiana y visible. Pero la visibilidad es la única arma que tenemos para que la sociedad aprenda y entienda que las personas LGTBI+ somos iguales a las demás y tenemos iguales derechos.
Visibilidad. Que, en este caso, fue una condena a muerte. Porque los discursos de odio matan.
Sólo educando contra el odio, sólo eliminando el odio que con tanta impunidad pulula en redes sociales, en discursos de extremistas, en el mensaje de ciertas castas políticas, la sociedad podrá avanzar en el respeto a los derechos humanos.
La Federación Argentina LGBT+ emitía hace unos días un comunicado:
«Desde la Federación Argentina LGBT+ manifestamos nuestro profundo dolor y preocupación por lo que podría ser uno de los crímenes de odio más aberrantes de los últimos años. Anoche una persona atacó a dos parejas de mujeres en el hotel donde vivían tirándoles un artefacto con fuego para prenderles fuego la habitación y asesinarlas. Una falleció en la tarde de hoy, dos de ellas están muy graves y la última está recuperándose en el Hospital Penna», señalaron a través de sus redes sociales.
Aun no sabían que morirían dos mujeres mas.
Hoy, porque la fobia la ha matado, desde GALEHI nos sumamos a la FALGBT y, con este texto, queremos expresar nuestro deseo de mantener viva la memoria de Andrea. Para que el olvido hacia ella -hacia todas ellas- no sea una segunda muerte. Para que sigan vivas en nuestra mirada:
Andrea Amarante
42 años, quemada en el 75% de su cuerpo, muerta una semana después del incendio.
Pamela Cobas
52 años, fallecida horas después del ataque.
Roxana Figueroa
52 años, muerta 3 días después con el 90% del cuerpo quemado.
Sofía Castro
49 años, única superviviente, permanece ingresada.